Un Camino de Conquista: El Tramo IV de la VIA LASCVTANA
La vía que conectaba a la antigua LASCVTA con el estratégico enclave de CASTELLAR DE LA FRONTERA revela un pasado militar y comercial en el corazón de la BÉTICA Romana.
El sur de la península ibérica es un crisol de historias antiguas, donde los caminos trazados por civilizaciones pasadas aún laten bajo el paisaje moderno. La VIA LASCVTANA, una ruta estratégica que unía la antigua ciudad de CORDVBA con CARTEIA y otras localidades de la Bética, es un ejemplo fascinante de este legado. Este artículo se centra en el Tramo IV de esta vía, que conecta LASCVTA con CASTELLAR DE LA FRONTERA, revelando su importancia tanto militar como comercial, y su pervivencia en el paisaje actual.
Tramo IV.1: Del Río Barbate a la Venta Patrite.
El Tramo IV de la VIA LASCVTANA comienza en el puente sobre el Río Barbate en la localidad de ALCALÁ DE LOS GAZULES, desde donde se extiende hacia el este, siguiendo el trazado de la actual carretera de Patrite.
Este tramo de casi 7 kilómetros es notable por su rectitud, reflejo del ingenio romano en la construcción de caminos, y aunque hoy día está cubierto de asfalto moderno, en los márgenes aún se pueden observar fragmentos del firme original, hecho de piedra desmenuzada y compactada.
Tramo IV.2: Desde la Venta Patrite a la Garganta del Aliscar.
La ruta se adentra luego en las entrañas de la Sierra del Aljibe, por la Pasada del Canto y el Puerto de la Víbora, para continuar por la Garganta del Aliscar.
Este tramo serpentea a través de terrenos abruptos y montañosos, un recordatorio de las dificultades que debían enfrentar los antiguos viajeros.
Sin embargo, la elección de este recorrido no fue accidental; la topografía accidentada ofrecía una defensa natural, complementada por un sistema de fortines y torres de señales, conocidas como las "Torres de Aníbal", que brindaban seguridad a los viajeros en una ruta de importancia militar.
Tramo IV.3: De la Garganta del Aliscar al Río Guadarranque.
Continuando por la Garganta del Aliscar, la vía discurre por el Cerro de la Plata y el Puerto de Talegas antes de alcanzar el Cortijo de Buenas Noches. Desde aquí, la ruta sigue el curso del Río Guadarranque, en una progresión hacia el sureste que lleva a los viajeros cada vez más cerca del litoral y de los importantes centros de comercio y comunicación del sur de la Bética.
Tramo IV.4: Desde El Codo Grande al Cerro del Cárabo.
El siguiente tramo sigue el cauce del Río Guadarranque, comenzando en el Codo Grande y finalizando en el Cerro del Cárabo, en las estribaciones de la Sierra de los Melones.
Este tramo es clave para la conectividad del interior con las zonas costeras, vital en tiempos de guerra y comercio.
Tramo IV.5: Desde El Olivar al Arroyo de la Arandilla.
Aquí la vía busca la zona conocida como El Olivar, y desde allí se dirige hacia el Castillo de Castellar, una fortaleza que ha vigilado estos caminos durante siglos.
La ruta sigue el curso del Arroyo de la Arandilla hasta su confluencia con el Arroyo del Madroñal, marcando un tramo donde la vía se adentra en terrenos más suaves, preparándose para el descenso final hacia la costa.
Tramo IV.6: Del Arroyo de la Arandilla a Castellar de la Frontera.
En su tramo final, la VIA LASCVTANA sigue hacia el Puerto de Cruces y la Cañada Honda, una depresión que la lleva hasta los alrededores del Cerro del Moro, al norte del pueblo nuevo de CASTELLAR, donde puede situarse el octavo miliario en el que Cneo Pompeyo decidió parar su huida desde MVNDA para solicitar que le trasladaran en litera y conocer también la disposición que tenía en CARTEIA de recibirle tras su derrota.
Aquí, la ruta se convierte en una vía más recta y visible, conservándose en parte como una cañada de ganado paralela a la carretera A-405, que lleva directamente a CASTELLAR DE LA FRONTERA.
Una Ruta de Ayer y Hoy.
La VIA LASCVTANA no solo fue una arteria militar de vital importancia en la Antigüedad, sino que también servía como una ruta para el comercio clandestino, aprovechando su remota ubicación y la dificultad del terreno.
Hoy en día, este tramo de la vía no es apto para vehículos modernos, pero existen rutas alternativas que permiten a los viajeros modernos seguir los pasos de los antiguos romanos y fenicios.
Para los que buscan prontitud, la A-381 ofrece un recorrido de 64 kilómetros en apenas 47 minutos.
Sin embargo, aquellos que desean empaparse de la belleza natural y la historia pueden optar por una ruta más pintoresca a través del Parque Natural de los Alcornocales. Este trayecto, de 73 kilómetros, parte de ALCALÁ DE LOS GAZULES, pasa por el Área Recreativa del Picacho y el Puente de la Cañilla, y sigue hasta JIMENA DE LA FRONTERA antes de llegar a CASTELLAR DE LA FRONTERA; Una experiencia de algo más de hora y media que combina la serenidad del paisaje con la riqueza histórica.
La Vigencia de un Camino Histórico.
El Tramo IV de la VIA LASCVTANA es una cápsula del tiempo que nos transporta a una época donde las montañas y los valles de la Bética eran escenarios de conquistas, comercio y cultura.
Aunque las piedras originales han sido en gran parte cubiertas por el paso del tiempo y la modernidad, la esencia de este camino perdura, ofreciendo a quienes lo recorren una conexión tangible con el pasado.
Este camino, que una vez fue esencial para la seguridad y el comercio, sigue siendo un testimonio de la duradera influencia de las antiguas civilizaciones en el sur de España.
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